EUROPA
PRESS
9 mayo
2016
A pesar de lavarnos con regularidad y estar en contacto con
objetos cargados de bacterias, nuestro entorno personal de microbios en la piel
sigue siendo muy estable a lo largo del tiempo, según informa un estudio de metagenómica, publicado este jueves en 'Cell'.
Para
sus autores, este hallazgo podría aplicarse para entender mejor una amplia gama
de trastornos de la piel humana mediante el desarrollo de enfoques de
trasplante de prebióticos, probióticos y microbianos.
La piel humana es un
ecosistema compuesto por una amplia gama de hábitats
para bacterias, hongos y virus. Aunque la mayoría de estos microbios son
inofensivos o beneficiosos, algunos se han vinculado con trastornos de la piel
como acné, psoriasis y eczema. El estudio de la
variabilidad de las comunidades microbianas a través de sitios de la piel ha
sido clave entender, por ejemplo, por qué el eczema tiende a afectar a los
sitios húmedos, como las curvas de los brazos y las piernas, mientras que la psoriasis se produce comúnmente en los lugares secos, como
los codos y las rodillas.
Sin embargo, no ha quedado
claro cómo las comunidades microbianas que se encuentran en los sitios de la
piel cambian con el tiempo y cómo estas modificaciones pueden afectar a la
salud humana. En un estudio reciente de metagenómica,
los autores del trabajo, Heidi Kong, del Instituto
Nacional del Cáncer, y Julie Segre,
del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano, de Estados Unidos,
revelaron que las comunidades de hongos, víricas y bacterianas no sólo muestran
una fuerte preferencia por habitar sitios específicos de la piel, sino que
sirven como huellas dactilares microbianas que son altamente únicas de
individuos.
La estabilidad microbiana varía según zonas del cuerpo
En el nuevo trabajo,
ampliaron esa investigación previa mediante el examen de la estabilidad
longitudinal de estas comunidades microbianas de la piel. Los investigadores
tomaron muestras de piel de 12 individuos sanos en tres momentos sucesivos,
entre un mes y dos años, y realizaron la secuenciación metagenómica
a través de 17 puntos de la piel.
Sorprendentemente, las
comunidades microbianas de la piel se mantuvieron muy estables en el tiempo, a
pesar de la exposición típica a perturbaciones externas, como el contacto
rutinario con otros individuos, ropa y ambientes. En lugar de la adquisición de
los microbios prevalentes del ambiente, los
individuos conservaron sus propias firmas microbianas únicas, con la
estabilidad de las comunidades microbianas de la piel variando entre individuos
y cepas microbianas, con algunos que muestran más cambios que otros.
Además, algunos sitios de
la piel contenían comunidades microbianas más variables que otras. Por ejemplo,
los sitios de piel grasa, como el conducto auditivo externo y posterior
contenían las comunidades bacterianas y fúngicas más estables, e incluso sitios
secos altamente expuestos, como la palma de la mano, mostraron una notable
estabilidad en el tiempo. Por el contrario, los sitios con alta diversidad
microbiana, como los pies y lugares húmedos, fueron los menos estables en el
tiempo, tal vez debido a factores como la higiene personal o la exposición a
ambientes más variables.
Una limitación del estudio
es que se centra en un pequeño número de adultos sanos. En estudios futuros, Kong y Segre planean utilizar lo
que han aprendido sobre los microbios de la piel sana para evaluar a pacientes
con eczema e inmunodeficiencias primarias.
"Los estudios futuros
pueden utilizar el conocimiento de la estabilidad relativa de las comunidades
microbianas de la piel en adultos sanos para entender cómo diversas
exposiciones o el estado de la enfermedad pueden alterar estos microbios en la
piel --señala Segre--. Por ejemplo, los estudios en
pacientes con acné podrían explorar si cepas específicas florecen durante los
brotes de acné adolescente o cambian con medicamentos como los
antibióticos".